viernes, 3 de diciembre de 2010

Después de aquel orgasmo

Después de aquel orgasmo
nada volvió a ser igual.
Tú decías que sí.
Yo sabía que no.
De cuajo. Esa era la palabra. No la encontraba.
Como el árbol que arrancó el viento y que vimos allí,
en la cuneta, haciendo autoestop.
De cuajo fue todo. Un crujido. Y volar.
Sí, nada volvió a ser igual.
Por mucho que nos empeñemos en empezar de nuevo
sabemos que si falta una pieza del puzzle no lo podremos terminar.
Aunque sea un trocito de cielo azul. Aunque tenga la esquina de una nube.
No es cuestión de deshacerlo e iniciarlo otra vez. Lo sabes.
Cuando se arranca de cuajo no.
Aquel orgasmo lo cambió todo.

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