martes, 17 de mayo de 2016

Fisterra

Donde gruñen las gaviotas.
Donde los pantalones de jipi
y los tambores asustan.
Donde se acaba el mundo,
dicen,
pero es mentira.
Donde empieza el comienzo después del fin.
Donde la playa arde
y en lengua extranjera
se pide cerveza fría.
Donde llegué aquel día
a paso lento
con la cabeza como siempre desbocada.
Donde todo no estaba
y por eso lo había.
Donde gruñían las gaviotas
reclamando su faro,
chillando a los de los pantalones jipis que se fueran
que dejaran ya de incordiar
y de quemar incienso.
Donde debía empezar todo
y ya veremos.