Hay una lluvia de dientes
sin encías.
Un hombre que me apunta con los dedos
desde arriba.
Y un dulzor en la cabeza
casi amargo.
Floto y me gusta y estoy lejos.
Y no recuerdo si antes era cerca.
Cuerpo en la tierra.
Un antebrazo posado sobre el cuero.
Y toda esa gente que me mira
con lástima desde las sombras.
Juraría que estoy mejor
que ellos.
No saben quién soy.
Por eso lloran.
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