Decía Lou que Jane era dulce. Nunca la vio recién levantada, supongo.
Temblaban las paredes. Pisó el acelerador a fondo y todo retumbó.
Como la cafetera pitando. Ay, bien, café recién hecho.
Tantas millas para acabar allí haciendo escala.
Entre ella y yo.
Callados. Hemos gastado la conversación.
¿Lo ves? Te dije que debíamos racionarla.
¿Sobre qué discutiremos ahora el resto del viaje?
No pienso volver a parar. Sabes que no me gusta.
Debemos seguir la línea roja. Así.
No llames a casa.
Si juntas las puntas de aquellas seis estrellas,
puedes dibujar en el universo un cohete.
Cierra un ojo. Mira con el otro. ¿Ahora?
Lo aprendí en aquel campamento.
Todos tenemos un pasado.
No me mires como si tú no lo tuvieses.
Cuando vuelva a ver a Lou le pediré explicaciones.
Él me dijo que Jane era dulce.
Creo que tampoco la vio antes de acostarse.
Estoy por parar y telefonearle.
Tengo dudas de que estemos hablando de la misma Jane.
Si miras ese otro grupo… no, ese no, a la derecha… sí, allí…
¿ves dónde apunta mi dedo?...
puedes unir siete estrellas y saldrá una rana…
No, no tiene ojos.
Debes echarle un poco de imaginación, querida.
Esto me enseñaron en el bosque.
No me mires así. Tú también tendrás tus trucos.
No sé si nos hemos pasado la salida.
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