domingo, 20 de febrero de 2011

Hay riesgo de desprendimiento

Por qué me miras así,
con tus calcetines verdes y tu bata roja.
Siempre por encima del hombro,
diciendo más de lo que callas.
Sabes que no me gusta. Pero esta vez prefiero no discutir.
Sólo deja de mirarme así.
Cuando conduzco sabes que no me gusta.
Me inquieta. No sé qué hacer con las manos.
Ninguno de los dos quiere que las suelte del volante.
Está la carretera mal.
En cualquier esquina se cruza un cometa sin intermitente.
Ya conoces esta ruta. Luego te asustas.
Y te enfadas cuando doy un frenazo y el cinturón
te aprieta el pecho.
Pero en lugar de dejarme mirar sólo hacia delante
te quedas ahí, observándome fijamente, pensando algo que no me quieres decir,
como diciendo si ya lo sabía yo.
Si te quieres ir vete. A estas alturas no me sorprende.
Ya nos conocemos. Pero dejemos de jugar.
Sólo dímelo y pararé en la próxima estación y podrás volver o seguir.
O hacer lo que quieras.
Pero no me mires así. Otra vez igual.
Aprovechas los viajes para mirarme y pensar que tu madre
lleva razón y que te equivocas, hija, con un tipo como ése. Déjalo.
Te subes los calcetines verdes y apoyas las plantas en el asiento,
con las rodillas dobladas y los brazos abrazándolas.
Y todo sin dejar de mirarme.
Sabes que me molesta y por eso lo haces.
Tú veras, esta carretera no está para andarse con tonterías.
Ya has visto cómo ha salido aquel sin avisar
del cruce. ¿No has visto la señal?
Hay riesgo de desprendimiento de meteoritos.
por el viento de las lunas de Orión.

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