miércoles, 5 de enero de 2011

Y entonces lloran (13 abril 2003)

Con la placidez del ácido surcando
viento en popa las venas del soldado
encarcelado y la verdad flotando.
Con la nostalgia de Arizona lejos,
lejos, lejos, al otro lado del camino
de baldosas amarillas que no pisa.
Con el recuerdo del olvido
del abrazo familiar,
de la bandera doblada pulcramente sobre
la última morada de madera.
Con el ruido de fondo de las salvas
y los generales destapados,
calvas al aire, sombrero marcial
en mano.
Golpean los tacones de sus botas
de zafarrancho de combate
y gritan:
“Quiero volver a casa, quiero volver a casa”.
Y ante un cuerpo sin brazos
olvidan cómo se rezaba.
Y entonces lloran.

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