miércoles, 12 de enero de 2011

Octubres de abriles llenos

Su primavera me trajo tormentas
de flores al final de aquel otoño
cuando vivir trataba de las rentas
que me quedaban del último sueño.

Dispuesto estaba a soltar lastre,
empezar a aprender a olvidar
queriendo traje y vida cambiar
matando al mensajero y al sastre.

La primavera estaba en sus besos
suplicando a gritos silenciosos
que sus años de más fuesen ya menos

largos que el invierno de mis versos;
y que siguiésemos, como tramposos,
viviendo octubres de abriles llenos.

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