con el oído interno convertido
en un reloj de arena,
hice caso a su consejo,
ella sabía cómo funcionan
la realidad y el mundo,
y me tumbé para que el tiempo no pasase.
Y así, quieto, inmóvil,
haciéndome el muerto en la orilla,
esquivé el invierno
que llegaría
y me quedé para siempre en un verano
de salitre.
Oooh.
ResponderEliminarEso oooh es bueno o de desilusión?
EliminarOooh de qué bonito es el amor. Oooh de bien, hombre, que me lo he leído tres veces. A ver si a la cuarta lo entiendo.
EliminarNo es tan complicado. Háblame del mar, marinero, ya tú sabes
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