miércoles, 7 de septiembre de 2016

Verano de salitre

Agotado de batallar contra las olas,
con el oído interno convertido 
en un reloj de arena,
hice caso a su consejo,
ella sabía cómo funcionan 
la realidad y el mundo,
y me tumbé para que el tiempo no pasase.
Y así, quieto, inmóvil,
haciéndome el muerto en la orilla,
esquivé el invierno
que llegaría
y me quedé para siempre en un verano
de salitre.

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